30 de noviembre de 2015

El cubano se ha vuelto envidioso

El cubano se ha vuelto envidioso
En nuestra Isla, con los vecinos el Estado en contra, todo es más duro aún
lunes, noviembre 30, 2015 | Iris Lourdes Gómez García

LA HABANA, Cuba – Entre mis chistes preferidos están los que tienen como
personajes principales a ciudadanos de distintos países, y tratan de
expresar la idiosincrasia y forma de ser del cubano comparado con
aquellos. Casi siempre en las anécdotas de este tipo figuran un ruso, un
norteamericano y un cubano, aunque esto depende de la naturaleza de la
broma y su sentido político. También pueden incorporar a un alemán, o un
chino.

El más reciente que escuché cuenta que los tres personajes básicos se
encuentran a las puertas del cielo, luego de haber muerto todos de
envidia hacia el vecino. Los tres, en sus respectivos países, habían
estado cerca de alguien que tenía muchas casas, carros, dinero, mujeres,
y ellos no lo habían podido soportar, pues vivían en una situación
paupérrima.

San Pedro les pregunta qué quieren para su vida futura. El ruso y el
americano responden que quieren que les den una oportunidad y que en la
próxima vida los dejen probar aunque sea un pedacito de todo eso que
tenía el prójimo envidiado. Interrogado el cubano sobre lo mismo,
responde que lo que espera en la próxima vida es que su vecino sea un
pobre miserable que pase todo lo mismo que tuvo que soportar él.

Este chiste resume en gran medida una de las nuevas formas de ser de
muchos de nuestros coterráneos. Ellos, lejos de estar pendientes de cómo
superarse y tratar de lograr su propio adelantamiento, se ponen a
preocuparse sobre lo que tienen o no los demás. Así vemos que uno delata
al albañil porque se compró un motor para la bicicleta, y otro hace un
anónimo contra una compañera de trabajo que usa zapatos del color de las
carteras. También podemos ver a quienes se quejan de los olores de la
cafetería que inauguró un vecino o de la bulla del restaurante
particular, obligando al dueño a alfombrar paredes, sin que esto logre
poner fin a las quejas.

Una de las causas de este comportamiento reciente es el haber estado
recibiendo durante tantos años la enseñanza de que quien prospera no lo
logra arriesgándose, creando, innovando, desarrollando su lógica y su
inteligencia –en una palabra, aportando a la sociedad–, sino que lo hace
explotando a los demás. Por eso hay que evitar a toda costa que las
personas se enriquezcan. Hay que "salirles al paso" y evitar que
cualquiera acumule posesiones materiales.

Conviene aclarar que, en el caso de Cuba, "enriquecerse" no implica ser
dueño de helicópteros, bancos ni casinos. En nuestro país, esa palabra
se refiere a los que viven con cierta holgura; digamos, a quienes puedan
comprar pomos de mayonesa o poner carne en sus mesas, ir una o dos veces
al año a Varadero u otro centro turístico y poseer un auto propio,
aunque se trate de un obsoleto "almendrón" de la década de 1950. Toda
persona que posea algo superior a la media del cubano ya crea un motivo
para ser odiada, analizada por la policía o la Seguridad del Estado, e
incluso apresada.

A nivel estatal se suelen tomar medidas contra las personas cuya
iniciativa genera alguna riqueza: si los ciudadanos traen como parte de
su equipaje ropa u otros artículos para vender a otros particulares, se
emiten normativas gubernamentales que limitan la cantidad de perfumes o
calzoncillos que se pueden traer en un viaje. Si aprovechan cada salida
para traer un televisor nuevo, el Estado hace un invento a fin de
cobrarles en divisas –salvo en el primer periplo del año– lo mismo que
les costó según la factura. Ganan así más que productores,
distribuidores y transportadores juntos.

En fin, que si usted vive en Cuba y piensa poner un negocio, fíjese
primero quién lo va a envidiar y cuide de que ese personaje no pueda
delatarlo –o "mandarlo a matar" con la policía, como se dice en buen
cubano–, porque perder lo poquito que se ha obtenido con tanto esfuerzo
es muy duro. Y en nuestra Isla, con lo difícil que resulta todo, con los
vecinos y hasta el Estado en contra, todo es más duro aún.

Source: El cubano se ha vuelto envidioso | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/el-cubano-se-ha-vuelto-envidioso/

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