21 de junio de 2017

Los rockeros en Cuba I

Los rockeros en Cuba I
20 Junio, 2017 6:23 pm por Eduardo Martínez Rodríguez

El Cerro, La Habana, Emaro (PD) Tengo un hijo que es rockero. Eso debe
venir en los genes, pues yo también lo fui, o lo soy aún.

Ser rockero es un modo de vida, una experiencia existencial mucho más
compleja de lo que podrían suponer los no entendidos.

A la inmensa mayoría de las personas les gusta la música, como el
chocolate. Pero hay a quienes no les agrada el chocolate. La música
tiene muchísimas más variedades que el chocolate y existe de todos los
colores y para todos los gustos. Cada individuo elije sin mucho trauma
la que le gusta. Por ejemplo, hay quienes les gusta la Salsa, pues les
encanta bailar, mover el cuerpo. A otros más tranquilos y educados les
entretiene la música clásica, e incluso, aunque parezca más raro aún que
los que no comen chocolate, hay quienes gustan del Reguetón, a pesar de
su monocorde ritmo y de su pésima letra. También hay quienes gustan del
Rock, pero ya esto no es tan solo música, es un estilo de vida.

Probablemente el Rock sea el género musical que más variantes tenga,
desde el pop rock, el blues-rock, hasta el Trash, el Death Metal, etc.

Hay un tipo de estos muchachos rockeros que se hacen llamar Metaleros.
Esto es como un deporte extremo, se les nota en el comportamiento
social, pues son o desean ser tipos rudos, alejados de la blandenguería
de los Emos, la guapería de los Salseros y las locuras de los Frikis.
Son una raza aparte, como también lo creen ser otras tribus urbanas,
como les dicen hoy algunos estudiosos.

El rock duro mientras más alto y potente se escuche, mejor. Cuando me
siento algo deprimido o en extremo cansado, me pongo los audífonos, que
te aíslan del mundo exterior, y pongo a Metálica con por ejemplo For
whom the bells toll, o al viejo Ozzie Osbourne con No More Tears, algo
así, y a la media hora estoy de pelea.

Ya con mis sesenta años debería estar sordo por eso del volumen que
tanto dicen los médicos, pero no.
Mi hijo es metalero, algo como más duro o más avanzado que mis ya viejos
gustos. Ha sido cantante gutural en dos o tres grupos. Ha tocado un par
de veces en TV y ha participado en un montón de conciertos por todo el
país. Tienen varios demos no publicados en su haber y un montón de fotos
artísticas con el pelo por la cintura, sobre un escenario, alborotando a
la juventud. Se ve genial. Ya se está poniendo viejo también, pues ha
tenido que dejar el grupo y los ensayos y atender a una numerosa familia
de pequeños y ancianos que dependen de él.
El rock en Cuba no da para comer, aunque seas famoso.

En los tres grupos donde estuvo mi hijo estuvieron luchando con fuerza
para hacerse profesionales y poder cobrar en las actuaciones y
autofinanciarse, pero no se lo permitieron jamás. Esto sucede con casi
todos los grupos rockeros. Al final, después de un largo camino y
esfuerzo, tienen que dejarlo, pues se mueren de hambre o sus familias
los presionan para que trabajen en serio, es decir, en algo que les
aporte dinero.

El Rock en Cuba es la música del enemigo, eso piensan los directivos de
nuestra cultura y nuestros medios. según se puede apreciar) y ha
disminuido muchísimo su aparición en la TV y en la radio. El único sitio
adonde se podía asistir para ver actuar a los grupos de rock actuar, El
Maxim, hace años que está cerrado, por reparaciones que nadie hace. No
hay conciertos pues estos cuestan y no tienen dinero para financiarse.
Los equipos son costosísimos y no se venden en Cuba. No obstante,
existen grupos que llevan un montón de años tocando bien, como Zeus y
Rice and Beans. En otros lares serían multimillonarios, superestrellas
del rock.

A pesar de todo y el rechazo oficial, los rockeros persisten.
Mi hijo se va los sábados, bien tarde en la noche, para G y 25, a
reunirse y conversar con amigos y colegas.

Últimamente (esto viene sucediendo con frecuencia), la policía empuja a
los salseros, los reparteros y guaposos que se reúnen mucho más abajo,
en G y Línea, hacia donde están los rockeros, y entonces desaparecen.
Solo retornan sobe las tres a.m. con patrullas, camiones jaulas y
porras, cuando surge la violencia entre estas dos tribus urbanas que no
se llevan. Provocan que se comporten como pandillas. Eso sucedió el
pasado sábado 13 de mayo. Allí estaba mi hijo, como otras muchas veces.
Por eso se los cuento.

La policía hostiga a esos jóvenes, quienes tan solo desean un poco de
tranquilo esparcimiento. No tienen otro lugar a donde ir. Los había,
como el famosísimo Patio de María, pero hace años el gobierno ordenó
cerrarlo.

¿Qué tiene de malo el Rock? ¿Qué se hace la juventud que gusta de esta
música? ¿Hasta cuándo vamos a tener dirigentes que no conocen nada de
nada y no les importa conocer? Solo patrocinan o autorizan lo que
parezca estar a tono con la cultura nacional de rumba, guaguancó y
violencia escenificada. Hay mucho más dentro de la cultura nacional. El
rock hecho en Cuba es música cubana, sin dudas también de la buena.
eduardom57@nauta.cu; Eduardo Maro

Source: Los rockeros en Cuba I | Primavera Digital -
https://primaveradigital.org/cubaprimaveradigital/los-rockeros-en-cuba-i/

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